A partir de los años 80s se ha acelerado el proceso de cambios que afectan al mundo y la tecnología ha demostrado ser un gran catalizador de estos. Los mercados son cada vez más competitivos, y el desarrollo de la comunicación via los medios digitales ha permitido reconfigurar la geografía, permitiendo que los internautas puedan viajar a cualquier lugar interconectado en la búsqueda de información que anteriormente no estaba a su disposición, y ésta se consideraba un elemento de competitividad. Es decir, la conjugación de la globalización y la comunicación crean un mercado más sofisticado, exigente e hiperinformado, que presenta un mayor desafío que se manifiesta en el aumento de la incertidumbre en el entorno de las organizaciones.
Muchas empresas no le asignan el verdadero valor al desarrollo y aplicación de una estrategia al negocio. Sin embargo, en el año 2015 en un artículo de Harvard Business Review, “Buscando el riesgo en los lugares equivocados”, nos muestra que un 86% de las empresas que pierden valor significativo en el mercado es debido a una estrategia inadecuada. La fuente de esta información corresponde a CEB.
No importa el tamaño de su empresa, micro, pequeña, mediana o grande, todas necesitan la elaboración e implementación de estrategias que les permita que su propuesta de valor sea sustentable.
Sin embargo, aunque desde hace tiempo se ha estado hablando del tema de las estrategias en las empresas, en las metodologías de la planificación estratégica que muchos estrategas aplican hoy, ya que provienen de una experiencia analógica, no integran el componente tecnológico como elemento de innovación en el proceso de la formulación de las estrategias, que nos permitirán competir en un mercado donde los factores se presentan deben encararse de manera holística.
Una evidencia de que lo planteado anteriormente es un hecho, ha sido demostrado en este período de pandemia mundial, donde hemos visto empresas que han desaparecido del mercado, por no haber realizado una transformación digital exitosa.
En un ambiente de incertidumbre como consecuencia de rápidos cambios, se generan riesgos en nuestros supuestos para la elaboración de la estrategia exponiéndonos a grandes vulnerabilidades. Por lo que, si no incorporamos al proceso de desarrollo estratégico y a la conformación de nuestro pensamiento estratégico el análisis de riesgos corporativos, tendremos grandes sorpresas que pueden llevarnos a un desenlace fatal.
Ya no solo podemos conformarnos con un análisis de macroentorno, análisis de la industria en la cual participamos, una análisis FODA y definir nuestros factores críticos de éxito para realizar el proceso creativo de formulación de las estrategias de la organización, si no plasmamos los riesgos inherentes internos y externos de nuestros supuestos que son los fundamentos de ellas, no podrán ser considerados para diseñar las estrategias de su mitigación.
Finalmente nos preguntaremos, ¿qué es un riesgo? Es el resultado de ponderar la probabilidad, la vulnerabilidad e impacto de un evento incierto del futuro. Los riesgos son inherentes a las actividades, por lo cual no pueden evitarse, sin embargo, podemos y debemos mitigarlos. Esta consiste en la reducción del riesgo a través de estrategias diseñadas para esto.
El éxito de nuestras empresas es el resultado de nuestras decisiones, las cuales deben estar basadas en nuestros objetivos estratégicos. Estos nos dan dirección y nos permiten que nuestras decisiones se evalúen a la luz de su aporte a la consecución de los objetivos estratégicos.
Comments